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The 8 Show: “La misma Fórmula que funciona”




Queridos lectores, cuando se trataba de dramas coreanos, las historias románticas siempre habían reinado; sin embargo, un día llegó a Netflix la mundialmente viral Squid Game o el juego del calamar, en español. Una serie que fue vista por millones de espectadores que, incluso sin haber visto jamás un K-drama, se preguntaban de dónde era originaria la serie de la que se hablaba en todo el planeta. Recientemente, hemos visto el éxito de historias más oscuras, o al menos, de aquellas que apuntan a mirar fuera de lo común entre los K-dramas tradicionales y ahora, además de todo, los reality shows coreanos también están arrasando en el mundo. Pues Netflix hizo una apuesta inspirada, digamos, en el éxito de ambas temáticas, mezclar algo como Squid Game y los reality shows no da como resultado a The 8 Show y en este artículo vamos a analizar que tal estuvo el resultado.

The 8 Show es una mezcla de entretenimiento y violencia. ¿Les suena familiar? Seguramente que sí, esta es una fórmula que los creadores han estado tratando de exprimir desde hace algunos años a ver qué se queda de la audiencia después de ver estas series donde se expone la miseria y crueldad humanas en su máxima expresión. La mayoría hará comparaciones entre The 8 Show y Squid Game porque ambos programas tienen una premisa similar. Los concursantes de estos juegos bizarros, compiten por el premio en metálico, es decir, por el sucio y ansiado dinero. Pero más allá de lo obvio, ambas series ofrecen críticas sobre las clases sociales y la disparidad en la repartición de la riqueza, dejando a una gran parte de la población del país en la pobreza. Es claro que Netflix no puede escapar de la sombra de El juego del calamar o más bien tampoco quiere hacerlo, luego de que una fórmula funciona, ya sabemos que hace Netflix con eso, The 8 show está acá para ayudarnos a soportar la espera de la segunda temporada del éxito global que no llegara hasta finales del año en curso.


Comencemos por pensar que, en definitiva, puede que todos seamos de la misma especie, pero ciertamente no somos iguales. Las reglas de esta sociedad ultra-capitalista dictan que algunos “merecen” más que otros, por injusto que esto sea.  El drama The 8 show lo deja sorprendentemente claro desde el principio con un extraño reality show que, como un experimento social, enfrenta a ocho extraños con problemas de liquidez o con una gran ambición, entre sí en una feroz batalla sangrienta donde el tiempo literalmente es dinero.

Aunque loas ocho son completos desconocidos, están conectados por su amor compartido por el dinero. El lugar cuenta con ocho habitaciones, una para cada persona, conectadas por una escalera en zigzag y un curioso tobogán infantil en el centro. Cada habitación tiene una pantalla que muestra el dinero del premio de cada concursante que crece minuto a minuto o se reduce cuando se hacen compras por cien veces el valor del mercado.  Esto ocurre porque la habitación solo está equipada con un teléfono por el que se puede comprar cosas y nada más, no tienen ni siquiera baño para que los participantes puedan hacer sus necesidades. Además, están rodeados de cámaras en todos los ángulos y están obligados a entretener una audiencia desconocida que es puntualmente exigente y que paga por diversión poco convencional.  Cuanto más divertidos sean los juegos, más dinero podrán ganar, aunque los ocho encerrados, acá como payasos de circo, no saben quién es su audiencia y mucho menos que les podría parecer divertido, así que tendrán que experimentar con la suerte del ensayo y el error para ir adivinando las preferencias de los que están detrás de las cámaras. La suerte, el esfuerzo y, en ocasiones, las trampas determinan el premio en billetes, y romper las reglas supone perder la mitad del mismo. Ah, y si alguien muere, todos pierden. En palabras simples: cuanto más puedan durar en el juego, más dinero ganarán.


Los personajes no tienen nombre, cada uno lleva el nombre de los pisos en los que reside y así es como representa de alguna manera a un individuo en una sociedad. Esto debo admitir que me pareció fascinante. El primer piso, Bae Sung-woo, es ese padre trabajador, el sostén de la familia que quiere mantener a la familia a pesar de su discapacidad física. En el piso dos tenemos a Lee Joo-young clásico personaje duro por fuera, pero blando por dentro, que quiere ayudar a los demás.  El cuarto piso es Lee Yul-em que   representa a personas ambiciosas que se esfuerzan por ascender en la escala social sin importar lo que haya que hacer para conseguirlo. En el quinto piso Moon Jeong-hee asume el papel de cuidadora, mientras que el sexto piso Park Hae-joon es el alborotador. El Séptimo Piso, Park Jeong Min representado por una apariencia limpia y gafas, es el cerebro del grupo, mientras que el Ocho Piso Chun Woo-hee es el personaje privilegiado que, por suerte del azar, puede darse el lujo de pisotear a quien está en la parte inferior de la pirámide.



Aunque hay ocho personajes que tienen un papel igual que desempeñar en el juego, el protagonista principal de la historia es Ryu Jun-yeol. Llegamos a comprender los acontecimientos que suceden a través de su perspectiva. Nuestro personaje principal es un trabajador habitual con un salario mínimo que quiere triunfar en la vida. Él representa al ciudadano promedio que está harto de su vida, en sus cálculos nada tiene sentido, está endeudado hasta las narices. Asfixiado con todo, decide quitarse la vida, pero cuando está contemplando la mejor forma de hacerlo, una limusina se detiene y lo lleva a una ubicación secreta.  Allí tiene la opción de tomar una pila de efectivo o elegir una tarjeta numerada y atravesar un telón de terciopelo para jugar un juego que podría ganar mucho más dinero del que ha visto jamás. Sin nada que perder, opta por este último y así es como entramos a The 8 Show. Es muy importante saber que Ryu es el único personaje del que conocemos el nombre Bae Jin-Son, haciendo un claro guiño al autor del webtoon Money Game, en el que está basada la serie: Bae Jin soo


Estas ocho personas con mala suerte se ven arrojadas a un entorno cerrado destinado a funcionar como una pseudo sociedad. Mientras los “de abajo” se preocupan por la igualdad y una distribución justa de tareas y quehaceres, la atorranta de arriba “8vo Piso” está ganando la bobadita de  340.000 KRW por minuto, Ella compra generosamente ropa y accesorios de diseñador, corta el suministro de alimentos de todos los demás cuando se siente menospreciada. Con una desigualdad generalizada, el precario sistema se convierte en una suerte de intrigas, crueldad e hipocresía, mientras un grupo de espectadores anónimos y asquerosamente ricos, observan desde detrás de puertas cerradas y le arrojan dinero a los participantes cuando están entretenidos.



Obviamente, así las cosas. Las comparaciones con Squid Game no han sido inesperadas, ambos programas llevan a personas hambrientas de dinero a sus límites mentales y físicos para el entretenimiento de aburridos millonarios. Pero The 8 Show adopta un enfoque de manipulación mental más siniestro y notablemente menos moral que invita a los espectadores a ponerse en el lugar de los participantes y reflexionar sobre lo que harían por dinero si estuvieran en este microcosmos de una sociedad que no se diferencia en casi nada de la nuestra. A excepción de Bae Jin-su, los participantes son conocidos solo por los números de sus pisos, lo que les permite a los espectadores verlos como moldes vacíos de estereotipos en los que uno puede encajar fácilmente. Tenemos algunos destellos de sus vidas fuera del programa, pero no nos cuentan más, lo que nos mantiene en la oscuridad.

Algunos podrían pensar que despojar a los personajes de sus identidades los convierte en personajes unidimensionales, que nada más representan estereotipos y la verdad es que sí. Pero quizás ese sea el punto. No estamos destinados a apoyar a nadie, ya que cualquiera puede ser igual de malvado si se lo llevan al límite sin salida. Si su corazón está en el lugar correcto, pero sus acciones dicen lo contrario, ¿se les podría catalogar como malas o buenas personas? A los espectadores no nos queda más que reflexionar al respecto.

A medida que la balanza se inclina maliciosamente contra los de abajo, seguramente surgirá una racha de superioridad moral. “Yo no haría eso” es algo que probablemente nos digamos a nosotros mismos, pero ¿qué tan cierto es eso realmente? Si bien estamos atrapados en el ciclo de cómo podríamos hacer las cosas de manera diferente y cómo las personas pueden ser tan insensibles, podríamos perdernos el contexto más amplio: nunca se trató de tomar las decisiones correctas, ni de aprovechar las oportunidades adecuadas. La culpa la tiene el sistema que inherentemente adopta como política la supervivencia de los más ricos.

The 8 Show, aunque es similar en casi cualquier otro producto audiovisual sobre un juego de supervivencia, el programa de este popular subgénero, que incluye películas como Battle Royale y series como Squid Game, de diferencia de los demás en un aspecto crucial: si alguien muere, el juego termina. Aprendemos las reglas de este juego de alto concepto tal como lo hacen los personajes, lo cual es parte de la diversión; Nadie tienen lo suficientemente claro sobre lo que está sucediendo, lo que hace que sea difícil predecir lo que sucederá después, aunque es seguro decir que las cosas no saldrán bien para los jugadores.



En la primera mitad del programa vemos cómo los personajes interactúan entre sí, descubriendo poco a poco las reglas del juego, y nosotros con ellos. Sin embargo, después de un tiempo, la violencia comienza a parecer repetitiva y no agrega ningún significado a la narrativa general. Siendo sincera, la segunda mitad de la serie fue víctima del mayor miedo de sus personajes, la violencia. En un momento empiezas a ser ese espectador horrorizado que solo quiere que todo esto termine. O peor aún, podrías ser un espectador aburrido a esa altura; sin embargo, los ocho capítulos la hacen una serie limitada, con lo cual no logran perder a la audiencia y nos quedaremos hasta el final. 

En cuanto a las imágenes, es la mejor parte de todo el espectáculo. La cinematografía transmitió eficazmente la atmósfera claustrofóbica y de alto riesgo e hizo su trabajo para aumentar la tensión. Incluso la edición es nítida. En ningún momento querrás saltarte el paso adelante, y los cortes han sido limpios. Han Jae-rim, como director, ha planteado temas importantes y comentarios sociales a través de los juegos del programa, lo cual se agradece porque no hay nada más desagradable que la violencia sin razón de ser. 

Queridos lectores, gracias por llegar hasta aquí, cuéntenme qué les pareció   The  8 Show.  ¿Usted cree que este es un intento descarado de aprovechar el logro del espectáculo de Netflix más exitoso de todos los tiempos, Squid Game?  Este tipo de programas, siempre que sean entretenidos, pueden tener espacio en la plataforma como abre bocas mientras llega la segunda parte del plato fuerte. Yo creo que hay un poco de eso, a pesar de que el material original es previo al juego del calamar.  Lo que, sí es cierto, es que a todos nos mueve la curiosidad morbosa de ver de nuevo un espectáculo de este tipo, proveniente de Corea del Sur. En The 8 Show, nosotros, la audiencia, hacemos parte de esos retorcidos y crueles espectadores que nos entretenemos con este tipo de espectáculos; por eso será esta una fórmula infalible y un género que tal vez tenga muchas más historias para contar.


Mónica Miranda 




 
 
 

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